EL GRAN DESAFÍO EN EL ISTMO DE TEHUANTEPEC (XIII)

  • Un referente obligado para la planeación del Istmo son las metas 2030 para el desarrollo sustentable de la ONU, acordadas en el 2015.
  • La sustentabilidad no puede ser aspiración utópica, los desastres naturales actuales demandan respuestas contundentes.

Aún cuando las 17 metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sustentable de la ONU, acordadas en el 2015, no han logrado el avance esperado, no dejan de ser un referente obligado para conocer la visión de expertos internacionales e identificar aquellas inercias del gran capital y de gobiernos omisos que constituyen desafíos a vencer. El plan de acción de la ONU sobre la sustentabilidad, que se materializa en la Agenda 2030, define compromisos a favor de la gente, del planeta y de la prosperidad, al mismo tiempo que asume como requisito la paz universal en un entorno de libertades individuales y de erradicación de todo tipo de pobreza. También asume como condición la participación de todos los países y sectores de la población mundial a través de múltiples alianzas de colaboración, con el fin de que sus beneficios sean generalizados y de que ninguna población en el mundo se quede rezagada.

De ahí que un próximo plan de acción para el desarrollo sustentable del Istmo de Tehuantepec debe basarse en una visión comprehensiva, transdisciplinaria e intersectorial que logre convocar a todas las partes involucradas y a quienes tengan el potencial de aporte para convertirlo en un modelo mundial de sustentabilidad.  Sin la pretensión de ofrecer aquí una visión exhaustiva sobre lo que implica una iniciativa de esta naturaleza, los artículos restantes de esta serie ofrecen un bosquejo sobre las implicaciones de algunos temas aquí comentados.

Un primer punto se refiere a la necesidad de contar con balances continuos (algunos en tiempo rea) sobre indicadores micro regionales del Istmo que brinden atención especial a las localidades de mayor marginación socioeconómica y contaminación ambiental o que representan mayores desafíos en materia de biodiversidad y sustentabilidad. Una tarea de esa magnitud puede ser emprendida por un Observatorio Multi-institucional que convoque a expertos de primer nivel y a representantes de las comunidades implicadas, que funcione con el apoyo de las tecnologías más avanzadas de observación, monitoreo, registro, coordinación, y mediante el formato de redes temáticas. Una instancia de esa naturaleza es clave para orientar las medidas y acciones integrales de remedio, prevención y promoción del desarrollo sustentable y de la biodiversidad, bajo un enfoque transdisciplinario e intersectorial; alimentado con la participación de comunidades locales, organizaciones, gobiernos, empresas y agencias multilaterales líderes en el desarrollo de soluciones aplicables; y respaldado por alianzas estratégicas guiadas hacia metas comunes.

En lo que respecta al rescate sustentable del campo y al manejo racional de ecosistemas y policultivos, es crucial recurrir a las prácticas milenarias de las poblaciones originarias y de campesinos que se han nutrido de ese bagaje cognitivo para que sean protagonistas en la mejora integral de sus comunidades y territorios. Dado que los requisitos ESG (ambiente, sociedad y gobernanza) para las nuevas industrias y empresas exigen una colaboración fructífera con las comunidades y territorios donde se alberguen, es indispensable crear los mecanismos facilitadores de los intercambios y acuerdos de reciprocidad implicados. Por ejemplo, el Dr. Salvador Valencia Carmona considera que el Istmo de Tehuantepec y , en consecuencia, el Corredor Transístmico, deben ser legislado como zona jurídico-económica especial con el fin de salvaguardar la seguridad pública en la región, los derechos de las poblaciones originarias, la promoción sustentable de sus comunidades y territorios, así como las alianzas públicas-privadas-comunitarias para que esa región logre atraer la fuerza económica global necesaria para que todas las partes ganen, las empresas, la gente y la naturaleza.

Otro asunto igualmente importante se refiere a la preparación oportuna y cabal de personas calificadas en toda la gama de asuntos, labores y proyectos específicos a emprender, siempre con la condición de que cumplan con los últimos criterios de sustentabilidad y responsabilidad social. Lo anterior implica crear condiciones óptimas en las instituciones encargadas de la formación, capacitación y actualización de los recursos humanos, donde son fundamentales tanto la transferencia tecnológica de última generación como la capacidad de ofrecer respuestas oportunas. La inserción ágil de cursos cortos en los actuales programas de estudio o de capacitación -sean de naturaleza optativa u obligatoria-, de las modalidades híbridas (presencial, en línea, etc.), así como de soportes al proceso formativo mediante redes temáticas interinstitucionales, permitirá ahorrar tiempos y asegurar la calidad y actualidad requeridas. Sobre este tema en particular, existen múltiples experiencias exitosas que harían factible su operación en tiempos razonables. Y este aspecto es crucial en campos altamente dinámicos de la innovación tecnológica.

Por ejemplo, ya se había comentado la posible inserción de México en la producción de semiconductores que permitan procesar nuevos desarrollos de Inteligencia Artificial y computadoras más sofisticadas. Debido a las actuales tendencias de reubicación macroregional de las cadenas de suministro, y de tomar las pasos necesarios, esta industria puede representar una magnifica oportunidad para nuestro país, siempre y cuando cumpla con los nuevos requisitos ESG.

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